Guillermo del Toro ya abrió su Gabinete de Curiosidades, inspirado en esas cajas misteriosas que viajaban por el mundo y le permitían a las personas descubrir cosas muy interesantes.
El gabinete de Del Toro contiene una colección de historias tenebrosas, inquietantes y demoníacas, donde los protagonistas se enfrentan a situaciones terribles y letales, empezando por una historia titulada “Lot 36”.
La historia comienza con la muerte de un hombre, lo que lleva a otro a comprar la bodega había conservado durante décadas. Al abrir la bodega, el comprador descubre parafernalia Nazi, candelabros y obras de arte, pero también una colección de libros extraños y una mesa estampada con un pentagrama que apuntaba a algo sobrenatural o ritualista.
Al llevar su “botín” con un especialista, él descubre que la mesa se usaba para realizar rituales de espiritismo, y que los libros que estaban ahí eran parte de un extraño ritual que involucra a un demonio, lo que hacía que su valor fuera incalculable.
Lo que pasa después toma un giro sobrenatural rápidamente, presentando a un nuevo monstruo muy al estilo de Del Toro, y aunque parece imposible, hay algo de realidad detrás de esto.
El Gabinete de Curiosidades y la historia real detrás de Lot 36
Durante una entrevista con Tudum, Guillermo del Toro reveló que la idea de Lot 36 comenzó con una experiencia personal. “Perdí mi unidad de almacenamiento con una persona que la compró en una subasta. Fue una experiencia de pesadilla para mí tratar de volver a comprar lo que había allí. Así que el personaje soy básicamente yo, rogándole al tipo que compró mi unidad que me devuelva mis cosas personales”.
Claro que Guillermo del Toro no tenía una puerta secreta o a un demonio escondido en su unidad de almacenamiento, eso no es parte de su experiencia real, pero sí se conecta con un fenómeno que marcó a la sociedad victoriana.
La mesa y sillas que Nick, el comprador, encuentra en el fondo de la bodega están inspiradas en las que se usaban en las Seances, que fueron sesiones de espiritismo popularizadas en la era victoriana donde un médium intentaba contactar a los muertos (en la película The Others con Nicole Kidman puedes ver una de esas sesiones), para que sus clientes ricos pudieran tener un último contacto con sus seres queridos que habían pasado a mejor vida.
Durante las sesiones, que se realizaba a oscuras y usando velas para iluminar un poco, las personas se sentaban alrededor de la mesa mientras el o la médium intentaba hacer contacto, esperando poder escuchar mensajes del más allá.
El objetivo no era despertar demonios o hacer pactos satánicos, sino que estas sesiones se “vendían” como una forma de cruzar la barrera entre los dos mundos, y hay registros de su existencia desde los 1800 (como dato curioso, los tableros de la Ouija fueron creados para ser usados en estos rituales).
La popularidad de estas sesiones fue creciendo e incluso se dice que Mary Todd Lincoln, la esposa del Presidente Lincoln, realizó algunas en la Casa Blanca para intentar comunicarse con el hijo al que había perdido.
Más tarde comenzaron a sufrir personas que se dedicaban a exponer a los médiums como fraudes, que realmente no entraban en trance y utilizaban trucos para hacer creer a otros que realmente estaban hablando con los muertos, pero eso sólo aumentó la curiosidad y muchos de esos médiums llegaron a convertirse en celebridades.
Con el tiempo, las Seances fueron perdiendo popularidad y, aunque todavía existen, ya no son muchas las personas que están dispuestas a creer que son una forma de contactar espíritus.